LA LAVANDA

Desde tiempos remotos que la lavanda se usa para perfumarse. Se dice que los romanos la utilizaban en sus baños. Lavandula es un derivado de la palabra latina lavare (lavar). Planta muy aromática con un aroma  decilioso, intenso y fresco. Tradicionalmente se ha utilizado la esencia de sus flores para la fabricación de lociones y perfumes. 

La recolección de las flores de lavanda se hace en verano, cuando alcanza su máximo explendor, entre los meses de junio y septiembre. Se debe recolectar en días secos y soleados. Se seca a la sombra y al amparo de la luz. 

Recolectada la planta, secada y guardada en frascos herméticos, podemos disfrutar todo el año hasta su próxima recolección.

La lavanda es una de las plantas más utilizadas en los países mediterráneos, tanto por el hecho de que es una planta silvestre que crece con mucha abundancia  en estos países, como por el hecho de que es una planta fácil de cultivar en nuestros jardines. Entre los remedios tradicionanles tenemos los siguientes:

Ahuyentar los mosquitos: Se fabrican bolsitas de tela y se llenan de hojas de esta planta para ahuyentar las moscas, los mosquitos u otros insectos.

Aromatizar la ropa o las habitaciones: Las mismas bolsitas se colocan entre la ropa para dar buen aroma y al mismo tiempo impedir la entrada de las polillas.

Facilitar el sueño: Las hojas de esta planta metida dentro de saquitos se colocan debajo de la almohada.

Mata las pulgas y otros parásitos de los animales: El aceite de lavanda se ha utilizado para eliminar estos parásitos y otros de pelo de muchos animales, especialmente de los gatos y de los perros.

USOS Y PROPIEDADES:

Cura heridas o cortes y ayuda a desinfectar las heridas, favorece su cicatrización y disminuye el escozor. Arañazos, pinchazos, rozaduras, quemaduras.

Trata enfermedades de la piel, como infecciones cutáneas, eccemas, psoriasis, picaduras de insectos, sarna, hematomas o moratones. Es calmante, tonifica, anti-inflamatoria, regenerante y estimula la oxigenación de los tejidos.

Una planta para remediar las enfermedades microbianas. Eficaz en el tratamiento de faringitis, anginas, laringitis  mediante enjuagues externos 

Eficaz en el tratamiento de enfermedades respiratorias como bronquitis, tos, gripe y resfriados (infusión durante 15 minutos de una cucharada de flores secas por vaso de agua. Tomar bien caliente y endulzado con miel). Digestiones pesadas y gases intestinales, tomar también en forma de infusión.

Para tratar el dolor: Como dolores reumáticos (articulaciones), lumbares, tortícolis, dolor de cabeza en forma de migrañas o jaquecas, dolor de pies cansados, etc. 

Para el cuidado  de los nervios, como trastornos de sueño, nervios de estomago, insomnio, mareo en los viajes, ansiedad, nerviosismo e hipertensión.

Propiedades: calmantes, antioxidantes, anti-inflamatorias, antisépticas, somniferas, digestivas, astringentes, antibacterianas, antivíricas y bacterioestáticas (responsables de virus y hongos) y estimula y favorece el riego sanguineo.

Podemos hacer nuestro aceite macerado de lavanda en casa, de forma fácil, para utilizar como  fase oleosa en nuestras cremas, como aceite de masaje...  y con buenos resultados. Diluir unas gotas de aceite esencial, en un aceite portador, como aceite de oliva, de almendras, sesamo... o hacer friegas con el liquido resultante de la infusión durante 10 minutos de una cucharada de flores secas o dos si son frescas, por vaso de agua y también tomar en forma de infusión.

Con la lavanda podemos hacer extractos, hidrolatos caseros y macerados oleosos que podemos utilizar en diferentes preparados cosméticos caseros, como cremas faciales, lociones, jabones , fragancias naturales, etc.